San Filípides

Ya esta. He completado mi último entreno para el maratón. Ahora viene el momento de hidratarse, de estudiar el recorrido, de comer macarrones, de preparar la vaselina y de dudas. Tiempo de que "estoy incubando algo" o de que "parece que me molesta el gemelo derecho". Días de nervios, de insomnio, de intringulis mentales. La cabeza estudia ritmos posibles y calcula números de llegada. Son horas largas, en las que uno se encomienda a San Filípides y le pide fuerza física y mental para mover las piernas en los últimos kilómetros. Tensa espera.

Ya he pasado por esto otras veces. Se que es normal. La primera vez, hace 21 meses fue mucho peor. Ahora, llegado el momento de mi quinto maratón, tengo un poco de práctica, intento tomármelo con calma, desdramatizar, aunque lo cierto es que me cuesta. Se que puedo con la distancia, pero... ojo que puede aparecer el hombre del mazo. Tengo que ser humilde y salir con calma. Espero que no se me olvide.

Otro tema a resolver estos días pre-carrera es el "¿Que camiseta me pongo?". Pero esto, lo tengo claro desde agosto, cuando Juanfer me dio mi camiseta azul como nuevo socio del CAB. Desde ese momento supe que la estrenaría en una cita importante, Zaragoza.

Para el domingo dan 11-17 ºC y cierzo de 18 km/h. Buena temperatura para trotar, pero el viento puede pasar factura.

Bueno, ¡a correr! Objetivo básico, disfrutar de ese gran día que siempre es un maratón, e intentar acabarlo dignamente. Secundariamente me veo en la obligación de intentar mejorar mi marca de 3:59. P'alante.