jueves, 5 de noviembre de 2009

Ginkgo biloba

Soy un sencillo ornitorrinco que vive a orillas del Vero. En mi pequeño cerebro hay 42 neuronas y con ellas me apaño para llevar una vida apacible. Mi ocupación principal es mi familia, después, dedico algo de tiempo y esfuerzo a mi trabajo, y por fin, las neuronas y fuerzas y tiempo que restan, desarrollan mis hobbys. Mi fiebre actual es correr para aquí y correr para allá, pero, a veces, tengo detrás otras dos aficiones: la fotografía y las plantas.


Os presento a mi ginkgo. Vive en mi jardín desde hace cuatro años. Ahora, en otoño sus preciosas hojas acorazonadas se le ponen amarillas. Es un árbol que procede de China. Es una especie única en el mundo, sin parientes vivos. Plantas semejantes se extendieron por todo el mundo hace 150-200 millones de años.

Es una planta con muchas propiedades medicinales, muy empleado por la medicina tradicional china y por las medicinas alternativas.

A mi me gusta, y a sus pies empiezan y terminan muchos de mis entrenamientos.

3 comentarios:

  1. Cuando caminamos o corremos entre los árboles, se puede sentir la energía de estos majestuosos organismos. Los celtas creían que cada árbol poseía un espíritu sabio y que su rostro podían verse si te fijabas bien en la corteza del tronco, y su voz podía escucharse en el sonido de las hojas moviéndose con el viento.

    Que suerte tienes de tener tu árbol, y tu árbol de tenerte a ti.

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  2. Yo, hasta hace unos días tenía unos tomateros, y junto a ellos, este verano tambien he comenzado todas mis entrenamientos, de velocidad para llegar antes que los críos al plato del jamón ...., obstaculos para llegar a la barbacoa y salvar a la panceta de las brasas, de salto de altura para pasar por encima del agua de los aspersores .... mientras regaban el cesped, ufff ..., que sofoco ....!!!!

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  3. Sr Ornitorrinco...

    Me ha emocionado su historia de amor con su arbol, que me imagino también forma parte de su familia. Seguro que le bendice cada vez que se arrima a sus raices y, si tuviera boca, se reiría de sus pensamientos después de una carrera.

    Le deseo que disfrute mucho el domingo en Salou con el señor Oso y que siga compartiendo su corazoncito de ornitorrinco con nosotros.

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