Aceptando la invitación de IronPaco, y de la mano (y las piernas) de Gurb, aquí se cuentan las vibrantes experiencias de un Boina en New York.
Todo empezó … ¿cuándo empezó realmente la conquista de la Gran Manzana?
Habría que remontarse al año 1.992, en el que ocurrieron hechos trascendentales para la historia que nos ocupa: Más allá de las Olimpiadas de Barcelona (en la que conquistamos un buen puñado de medallas), y de la Expo de Sevilla, en dicho año ocurre un hecho trascendental: antes de los Boinas fueran Boinas, lo cierto es que dos Boinas (avant la lettre) y sus respectivas ladys viajaron a la Capital del Mundo, tal y como lo acredita la foto de grupo que se acompañará a la presente crónica.
Pero hay más: un año antes, en 1.991, había aterrizado en nuestro planeta, bajo la apariencia de Marta Sánchez, nuestro querido Gurb, que caía una y otra vez en las zanjas de las obras de la Barceloneta, tal y como ahora los maños caemos una y otra vez en las obra del tranvía de Zaragoza.
Fenómenos tan extraordinarios no podían estar desconectados. Ahora sabemos que Gurb, tras abandonar la apariencia (qué lástima!) de Marta Sánchez, y antes de mutar en un runner mediático, se desplazó premeditadamente a NY para valorar la posibilidad de que, 20 años más tarde, un grupo de extravagantes corredores procedentes del Somontano procedieran a la conquista del Maratón más mediático del Planeta Tierra.
Dicho y hecho: ante la falta de consenso en la última Asamblea General de los Boinas, Gurb decidió regresar a la Gran Manzana para comprobar in situ si las expectativas de esta gran carrera popular satisfarían las expectativas de los exigentess quen Boinas, anes Boinas.
Acompañaban a Gurb, además de la imprescindible Lady Gurb (por si había que acudir a algún evento de la alta sociedad neoyorkina), el runner procedente de la alta montaña Mr. Sunday (también conocido por Domingo Dominicali) y su Lady, y la gran corredora local Clara Arpa, junto con Lady Quique, y su hija Cuchita, para alegría de los comerciantes neoyorkinos.
Ciñéndonos a los aspectos de interés para los runners, diremos que la organización de SPORTRAVEL estuvo correcta, y el guía espiritual Fernando (que casualmente estaba hoy en Zaragoza arengando a las 4.000 mujeres que corrían en la Carrera de la Mujer) proporcionó los consejos más básicos para la carrera, algunos con cierto desfase (por ejemplo, insistiendo en que nos atáramos adecuadamente el chip en la zapatilla, cuando dicho chip iba inserto en el dorsal …), pero en fin, su amabilidad y simpatía hizo que todo el mundo se olvidara de Luisita.
Todo empezó … ¿cuándo empezó realmente la conquista de la Gran Manzana?
Habría que remontarse al año 1.992, en el que ocurrieron hechos trascendentales para la historia que nos ocupa: Más allá de las Olimpiadas de Barcelona (en la que conquistamos un buen puñado de medallas), y de la Expo de Sevilla, en dicho año ocurre un hecho trascendental: antes de los Boinas fueran Boinas, lo cierto es que dos Boinas (avant la lettre) y sus respectivas ladys viajaron a la Capital del Mundo, tal y como lo acredita la foto de grupo que se acompañará a la presente crónica.
JH y Gurb, 1992, Nueva York |
Pero hay más: un año antes, en 1.991, había aterrizado en nuestro planeta, bajo la apariencia de Marta Sánchez, nuestro querido Gurb, que caía una y otra vez en las zanjas de las obras de la Barceloneta, tal y como ahora los maños caemos una y otra vez en las obra del tranvía de Zaragoza.
Fenómenos tan extraordinarios no podían estar desconectados. Ahora sabemos que Gurb, tras abandonar la apariencia (qué lástima!) de Marta Sánchez, y antes de mutar en un runner mediático, se desplazó premeditadamente a NY para valorar la posibilidad de que, 20 años más tarde, un grupo de extravagantes corredores procedentes del Somontano procedieran a la conquista del Maratón más mediático del Planeta Tierra.
Dicho y hecho: ante la falta de consenso en la última Asamblea General de los Boinas, Gurb decidió regresar a la Gran Manzana para comprobar in situ si las expectativas de esta gran carrera popular satisfarían las expectativas de los exigentess quen Boinas, anes Boinas.
Acompañaban a Gurb, además de la imprescindible Lady Gurb (por si había que acudir a algún evento de la alta sociedad neoyorkina), el runner procedente de la alta montaña Mr. Sunday (también conocido por Domingo Dominicali) y su Lady, y la gran corredora local Clara Arpa, junto con Lady Quique, y su hija Cuchita, para alegría de los comerciantes neoyorkinos.
Ciñéndonos a los aspectos de interés para los runners, diremos que la organización de SPORTRAVEL estuvo correcta, y el guía espiritual Fernando (que casualmente estaba hoy en Zaragoza arengando a las 4.000 mujeres que corrían en la Carrera de la Mujer) proporcionó los consejos más básicos para la carrera, algunos con cierto desfase (por ejemplo, insistiendo en que nos atáramos adecuadamente el chip en la zapatilla, cuando dicho chip iba inserto en el dorsal …), pero en fin, su amabilidad y simpatía hizo que todo el mundo se olvidara de Luisita.
LA PRIMERA, EN LA FRENTE:
Después de un viaje largo y pesado, con cambio horario incluido, Fernando convocó a los runners para la típica salidita de 45 minutos previa al Maratón, eso sí, con carácter voluntario: estirar las piernas, conocer Central Park y la zona de Meta, etc. … a las 7 de la mañana!!! Gurb se rebeló al instante y manifestó a sus colegas Domingo y Clara que, ante el carácter voluntario de la cita, él decidiría sobre la marcha acerca de la salida, horario, ruta y demás circunstancias concernientes al tranquilo entrenamiento pre-maratón.
Como era de esperar, el inquieto Domingo Dominicali acudió puntual a la cita, y Lady Clara se hizo un lío con el móvil (por falta de cobertura) de tal forma que, en el reducido grupo de tres miembros, se formaron tres subgrupos: Dominicali salió con la organización, Gurb en solitario 20 minutos más tarde, a su aire, y Lady Clara poco después.
Es el caso que Gurb, conocedor ya de la Ciudad de NY, afrontó con decisión las 43 st. en dirección Este, hasta alcanzar la Quinta Avenida, con idea de remontarla hacia Central Park, y tras una breve incursión en el mismo, regresar hacia el Hotel. Pero hete aquí (¡¡!!) que, remontando la 5ª Av., se encuentra de frente con el grupo principal, encabezado, cómo no, por Dominicali, que más parecía estar corriendo un 1.500 que estirando las piernas antes de un Maratón.
Tras una breve charla, Dominicali, solidario como pocos, decidió abandonar al grupo principal y acompañar a Gurb en su periplo por Central Park, aprovechando el previo conocimiento que de la zona de Meta le había facilitado el gurú Fernando. Claro que del dicho al hecho hay un buen trecho, y a pesar de su buena voluntad, lo cierto es que Dominicali no acertó a encontrar la ruta que previamente había corrido, de tal forma que Dominicali y Gurb se dedicaron a recorrer Central Park sin orden ni sentido ni, desde luego, atisbar la zona de Meta. En un momento dado, Dominicali alegó que llevaba más de hora y cuarto corriendo, y que sería prudente regresar al Hotel; mas Gurb, herido en su orgullo, quería finalizar con unas rectas, como le aconsejó su primera coach la gran María José Pueyo, de tal forma que se despidieron cordialmente y Gurb, como Caperucita, se introdujo todavía más en el bosque otoñal de Central Park, repleto de runners de todas las nacionalidades (destacaban los italianos, por sus impecables atuendos) en busca de unas rectas que afinara sus piernas de cara a la gran cita.
Finalizadas las rectas, y con las piernas tal vez demasiado afinadas, Gurb decidió regresa al Hotel sin mayor dilación. Y así pretendió hacerlo, saliendo rápidamente del Parque, y embocando la primera de las calles que vislumbró, en la confianza, o mejor dicho, en la absoluta certeza de que llegaría al Hotel en pocos minutos. Sin embargo, el olfato extraterreste de Gurb pronto le señaló que la ruta de regreso no era tan correcta como creía: en vez de bajar la numeración de las calles, hasta llegar a la 43 st. del Hotel, comprobó que se iba incrementando, si bien la propia inercia del hecho de correr (que conocéis todos vosotros) le impedía rectificar la dirección, de tal forma que sólo cuando alcanzó la calle 78 decidió detenerse, reflexionar, efectuar determinados juramentos que no procede reflejar en esta crónica, y lo que resultó más difícil, buscar un viandante con aspecto de seriedad y, a ser posible, con conocimientos del idioma de Cervantes, a fin de que reorientara los pasos de Gurb. En un inglés nada despreciable le preguntó a un ejecutivo neoyorkino que quería desplazarse a la 8ª Av. con la 43 st., y la cara que puso confirmó sus peores sospechas. En perfecto inglés (que Gurb no entendía) acompañado de excelente mímica (cuyo significado Gurb adivinaba), el amable ejecutivo norteamericano informó a Gurb que se encontraba nada más y nada menos que en la 11ª Avda., en la confluencia con la 78 st. Más tarde, ante un Plano de la Ciudad, Gurb comprendió que su error había sido escoger la salida Oeste de Central Park, en lugar de la salida Sur, de tal forma que a cada paso que había dado, se había alejado de su destino, hasta tal punto, que a punto estuvo de salirse del habitual Mapa turístico de NY, siempre por el Oeste. Por qué no había cogido el móvil, por qué no había cogido money (como hace siempre que sale en Zaragonia) fueron preguntas que le fueron atormentando en su penoso camino de regreso, pues no quería gastar demasiadas energías, pero tenía que llegar antes de las 9,30 al Hotel, en el que esperaba un bus de la organización para transportar a los runners a la Feria del Corredor, a fin de recoger los dorsales imprescindibles para correr la Maratón. Mal que bien, Gurb llegó a tiempo, se duchó rápidamente, compróse un café y magdalena para desayunar en el bus (Gurb, qué tristeza, sin mermelada ni nada!!!) y ya sentado en el bus, y éste ya en marcha, con la relajación producida por el breve entrenamiento de dos horitas, escuchó al gurú Fernando pronunciar unas palabras que serían acogidas en su interior como una auténtica sentencia de muerte: “Supongo que nadie (ningún imbécil, esto no lo dijo pero iba incluido en el tono) habrá olvidado el justificante de la inscripción y el pasaporte. Sin ellos no se puede recoger el dorsal”. ¿Pero cómo Gurb, con la mañanita que llevaba, se iba a acordar de semejantes cosas?. No será necesario incidir en los profundos sentimientos de zozobra, desdicha y soledad que en dicho momento se adueñaron del ánimo de Gurb. Amén del costoso viaje en taxi, de regreso al Hotel, y el consiguiente nuevo viaje de regreso, en otro taxi, a la Feria del Corredor en busca del preciado dorsal.
6 DE NOVIEMBRE DE 2.011: MARATON DE NEW YORK.
PRIMERA CITA: A LAS 5,30 EN LA RECEPCIÓN DEL HOTEL.
Para contribuir a la diversión y al espectáculo, las autoridades norteamericanas decidieron efectuar el clásico cambio horario en la madrugada del propio día del Maratón, lo que siempre propicia situaciones excitantes. Gurb, amante de la tecnología, no sabía si el nuevo sistema operativo 5.0 de su Iphone 4 se actualizaría automáticamente, dado que había desconectado la recepción de datos y, por lo tanto, el GPS. Y lo que es peor: no sabía si el Iphone 3G de Lady Eva, con su antiguo sistema operativo, sería capaz de dicha actualización. Ni que decir tiene que tampoco tenía ni la más remota idea de cómo se comportaría la vetusta radio despertador de la habitación del Hotel. Tras combinar diversos sistemas de alarma, y tomarse un par de pastillas de melatonina (lo último!!!) Gurb concilió un sueño reparador … hasta que despertó espontáneamente, miró a un reloj, y vio las 4:40, miró a otro, y vio las 5:40, y le entró tal congoja que tuvo que despertar a Lady Eva a fin de aclarar la hora oficial del país, pues por un momento (bastante largo) llegó a pensar que, incomprensiblemente, se le había pasado la hora, y que tal vez tendría que ingeniárselas para largarse corriendo en dirección Sur hacia la Salida del Maratón, situada en Staten Island.
Afortunadamente para Gurb, la hora correcta era las 4:40, y pudo coger con tranquilidad el bus hacia la Salida, junto con Clara y con Domingo Dominicali, que al parecer no había tenido estos problemas, pues según manifestó a la prensa local se había despertado con nervios a las tres de la mañana, sin aclarar si se refería al horario antiguo o al nuevo.
EL PRE-MARATÓN:
La organización del Maratón es impecable, pero complicada; o complicada, pero impecable. En resumen; hay tres salidas horarias (waves), y aparte, hay tres zonas marcadas con distintos colores, dentro de las cuales se sale desde diversos corrales (¡!).
Por marcas y curriculum a Gurb se le había asignado la primera wave (sin duda su pertenencia a los Boinas fue decisiva para tal asignación), a Dominicale la 2ª wave y a Clara, con gran mérito pero menos experiencia, la 3ª wave. Además, a Gurb se le asignó la zona verde, y a Dominicale y a Clara la zona azul. No obstante, los tres corredores fueron a la zona azul, en la que compartieron las horas previas a la carrera, junto con multitud de corredores y corredoras de todos los países, sentados, tirados, tumbados, dormidos, comiendo, bebiendo, estirando, untándose vaselina hasta en la (eso, sí …), en fin, esas cositas que suelen hacer los runners.
Siguiendo los consejos del gurú Fernando, "olvidaros de las marcas, salir a disfrutar, esta Maratón es única, después de NY toda carrera os parecerá una capea", Gurb y Dominicali pactaron salir juntos, en la 2ª wave (pues no estaba permitido salir en un wave anterior a la señalada, pero sí posterior), dejando a Lady Clara en la 3ª wave para que disfrutara con libertad a su ritmo.
EL MARATÓN:
Ciertamente, se cumplen todos los tópicos y la Salida no defrauda: los discursos patrióticos, el chupinazo inicial, el “NEW YORK NEW YORK” cantado en directo por un doble de Sinatra … y una multitud de corredores enfilando el Puente de Verrazano en un día soleado y esplendoroso, con los helicópteros sobre las cabezas de los corredores, sobrevolando la Bahía de Nueva York ... Y pasado el Puente espera ya la multitud enfervorizada de Brooklyn, que no callará en todo el recorrido sin dejar de ofrecer bebidas, caramelos, naranjas a pedazos (como en Londres), papel cocina excelente para el sudor y para la nariz, etc.
Dominicali se encuentra en estado de sobre-excitación, y por el margen derecho va chocando las manos de todos los niños y niñas (y algunas madres) que se la ofrecen, y soltando de vez en cuando sus terribles gritos guturales ... Gurb también va contento, festivo, impresionado por el ambiente (a pesar de su experiencia londinense) … pero no olvida que también hay que correr, aunque ya está claro que el tiempo y la marca van a ser lo de menos en esta Maratón, habrá que completar las 26,2 millas del recorrido.
Hacia la Milla 6 ó 7 Gurb y Dominicali se encuentran a su grupo de animación, compuesto por las respectivas ladies (y Quique y Cuchita) junto con amigos americanos de Dominicali, con carteles personalizados, gritos de ánimo y jolgorio general, se paran y se hacen fotos, ... un subidón ... no habían quedado en encontrarse en ningún punto concreto, pero los animadores, ayudados por las nuevas tecnologías, sabían dónde estaba cada corredor en cada instante. Siguen ambos en el mismo plan festivo, gritando, saludando a los españoles, parándose Gurb a hacerse una foto con los Bomberos de NY, el Garmin casi ni lo mira, sólo lo suficiente para ver que van a un ritmo muy cómodo, en torno a las 5,25 m./km.
Tal vez debido al desgaste festivo (y a los días previos de turismo) Dominicale pide un puntillo menos de ritmo, y así lo hacen ambos corredores, que habían decidido ir juntos hasta Meta; no obstante, en la Milla 12 Dominicale es esfuma, recordando al gran Houdini, Gurb cree haber escuchado a Dominicale decir que se iba a los baños, pero no está del todo seguro, se vuelve y no ve ni a Dominicale ni los baños, retrocede, busca, no encuentra (no es Picasso), y sigue adelante pensando que tal vez fueran alucinaciones suyas ... Continúa lentamente pues no sabe a ciencia cierta si Dominicale va por delante o por detrás ... Gurb sigue a ritmo suave, disfrutando a tope, hablando con cada español que encuentra, madrileños, valencianos, ... llega al Puente de Queensboro, en el Km. 25, un puente duro por la subida, porque es cubierto y por tal motivo corría viento frío, y porque a esas alturas de la carrera ya había gente que empezaba a flojear, andando por los extremos ..
Pero saliendo del Puente, girando a la derecha, se entra en Manhattan enfilando la Primera Avenida y es ya la apoteosis, multitud de gente agitando sus banderas a ambos lados de la amplísima Avenida, en la que puedes elegir ir por el sol o por la sombra, depende de la temperatura que prefieras en cada momento, o cruzándola de un lado a otro, Gurb se vuelve loco buscando banderas españolas para saludar a sus paisanos, sin duda es hasta la fecha el escenario mas espectacular en el que ha corrido, al menos en el Planeta Tierra, son 4 millas de Avenida en línea recta, con dos grandes cambios de rasante que te permiten contemplar una multitud de corredores por delante, así hasta llegar al Bronx, tras cruzar el Willis Avenue Bridge, para regresar nuevamente a Manhattan a través de otro puente, el Madison Avenue Bridge (aquí una espectadora anima con una cartel que dice “NO MORE BRIDGES” anunciando que ya no hay más puentes) pero a Gurb no le importan los pequeños repechos que suponen los puentes (cómo hablarle a Gurb de repechos después del durísimo Maraton del Aneto ...), va disfrutando y extrañamente en un Maratón desea que no se acabe, que no transcurran los kilómetros, de repente se encuentra con el Kilómetro 30, habitualmente temido, como quien se encuentra con un viejo amigo, Gurb sabe que va a un ritmo muy cómodo, suficiente para bajar del limite mínimo de las cuatro horas que se le puede exigir a un Boina internacional, y no piensa cambiarlo, así que comparte minutos con españoles, costarricenses, hondureños, con dos corredoras imponentes de San Francisco, y con Alejandro, el mexicano que corre descalzo, le espera en un avituallamiento y le pregunta cuánto tiempo lleva corriendo descalzo, también Gurb ha leído NACIDOS PARA CORRER, Alejandro le cuenta que lleva ocho meses corriendo descalzo y que es su primer Maratón (corriendo descalzo), y que va bastante bien, corren juntos hasta que a Alejandro le llaman por teléfono, Gurb sigue adelante cuando enfilan la Quinta Avenida y la gente pija anima como la que más, entran en el mítico Central Park (que Gurb ya conocía de su excursión del viernes) y la gente se arremolina a ambos lados como en el Tourmalet, Gurb ve una bandera española entre el público y se dirige a ella agitando frenéticamente su buff amarillo, que junto con la cinta rojigualda de la Virgen del Pilar que porta en su muñeca le identifican como ciudadano español, arrancando una explosiva ovación de los espectadores españoles que se encuentran en ese sector y que también buscan recíproca identificación, Gurb llega a la última curva y ahí está la Meta, no esprinta como en el resto de Maratones, ésto es otra cosa, es una Gran Fiesta y entra con los brazos en alto, pensando en la inmortalidad terrenal que le proporcionarán las fotos de los terrícolas.
EL POST-MARATÓN:
Tras la llegada, inmediatamente, foto y medalla, la bolsita, y a buscar la bolsa de ropa a los camiones ... Ocurre que Gurb había dejado su bolsa dentro de la bolsa de Dominicali, y se lo pretende explicar a los voluntarios de la organización, que no acaban de entender semejante lío … buscan, revuelven, llaman a una voluntaria que al parecer sabía español por haber estudiado un semestre en Salamanca, le preguntan que qué dorsal lleva su wife, Gurb les aclara que su wife no tiene dorsal porque no corre (aunque hoy ha corrido la Carrera de la Mujer), en fin, tras media hora de confusión (provocada, justo es reconocerlo, porque Gurb había olvidado el número exacto de dorsal de Dominicali) Gurb decide, nuevamente en Nueva York, resolver sus problemas con sus propios medios (básicamente sus piernas) por lo que parte hacia el Hotel sudado y con frío, protegido sólo con la clásica mantita térmica que lucen todos los corredores, una propina de 3 ó 4 millas caminando hasta el Hotel, sorteando miles de corredores animadores peatones policías y gente y más gente hasta alcanzar su querida 43 st., su Hotel, allí le esperaba Lady Eva, ducha rápida y corriendo (una vez más) a buscar un restaurante cercano, junto a Times Square, para tomar un steak rare que fue el mejor que Gurb había tomado nunca en Planeta Tierra.
Después, por fin, Gurb pudo encontrarse con Clara y con Dominicali. Clara había disfrutado mucho, aunque reconoció que en los últimos kilómetros había sufrido bastante (normal …, es su 2ª Maratón); aun con todo mejoró su marca en dos minutos. Congratulations.
Domingo Dominicale (a partir de ahora, también “Houdini”) confesó que desde el comienzo de la carrera, pasada la euforia de la salida, no se había encontrado muy fino, sin desvelar, como los grandes magos, el truco de su desaparición, si bien posteriormente reconocería que aprovechó la existencia de unos baños situados a la izquierda de la calzada, es decir, justo al otro lado del que corrían, para despistar al bueno de Gurb, luego seguiría tranquilamente a su ritmo, y la Primera Avenida se le hizo muy cuesta arriba (y lo era); pero lo más importante, Dominicale disfrutó como nunca de la experiencia neoyorkina. Congratulations.
EL DIA DESPUÉS:
Incumpliendo los más elementales principios maratonianos, el día siguiente fue dedicado por los tres runners y acompañantes a un shopping frenético: desayuno a las 8 de la mañana, y a partir de este momento, y sin descanso, dedicados a visitar todas las tiendas, comercios, establecimientos, grandes almacenes, puestos de negroschinosysimilares que por docenas se encontraban por las calles, avenidas y plazas, comenzado por Paragon (tienda de deportes), continuando por los comercios del Soho, y recorriendo Broadway de Norte a Sur hasta cruzar caminando el Puente de Brooklyn pasadas ya las diez de la noche, con objeto de disfrutar del incomparable skyline neoyorkino, para finalizar disfrutando de las mejores pizzas de la ciudad, según decían las guías, eso sí, en un garito inhóspito atendido por un grupo de antipáticos waiters que anteponían sus legítimas ganas de cerrar el establecimiento a las también muy legítimas ansias de los maratonianos de reponerse adecuadamente de sus esfuerzos, en una palabra, gente incapaz de valorar los méritos maratonianos de los comensales.
A juicio de Gurb, más duro fue el día después (imputable en gran parte al propio Gurb, con evidente exceso de endorfinas) que el propio Maratón.
CONCLUSIONES DE GURB:
El MARATON NY puede (y debe) ser conquistado por los BOINAS en pleno, con su gran Capi al frente (ojo con la vaselina americana), con JHselassie (aunque le hayan arrebatado el record del mundo) y con la megaestrella iron-ultra-maratoniana IronPaco. Y con todo el que se quiera apuntar.
I missed to Boinas
Me he reido mucho leyendo tu cronica. Esta claro que eres un extraterrestre. Gracias por compartirla en mi blog. Felicidades por haber disfrutado ese mega maraton.
ResponderEliminarSr. Ornitorrinco, siempre a tu disposición, si me quieres mandar de corresponsal a otro Maraton (mediático o no), adelante, y si vienes conmigo, mejor.
ResponderEliminarSi Eduardo Mendoza hubiera conocido al verdadero Gurb, su "novelita" hubiera sido ya la bomba. Espero que el año que viene los boinas, con Gurb como abanderado, podamos conquistar NY
ResponderEliminarEnorme Gurp. Me ha encantado y me han dado aún mas ganas de participar de esta fiesta.
ResponderEliminar(La foto de JH no tiene precio...)