En el año 2008, a Diego, profesor de instituto, barbastrense, amante de la montaña y el ciclismo, le dio por unir la Expo de Zaragoza con la Olimpiada de Pekín, en bicicleta. Yo, como muchos, pensé que era una locura, marchar en solitario por esos mundos de dios en bici hasta la China. Salio el 1 de mayo. Pedaleó y pedaleó días y días, semanas, meses, contra viento y marea, y nos lo fue contando en su blog, según iban pasando las jornadas. Y el 24 de agosto, día de la clausura de la Olimpiada, Don Diego llegó a Pekín. Hizo realidad ese alocado sueño. Tremenda hazaña. Quedó reflejada en aquel blog, y en un documental que recibió premios, pero aquella gesta requería una guinda, un colofon, un libro. Salio hace poco, y en dos semanas me lo lei, me fui hasta China con Diego. 99 jornadas de pedaleo con muy pocos días de descanso. Metiéndome a profesor, literariamente le pongo un notable alto, pero el contenido es de sobresaliente. Allí hay historia, gastronomía, viaje, arte, soledad, aventura, amistad, sufrimiento, satisfación, superación, gloria... Allí hay arroces y kebahs, vientos, desiertos, camastros variados y letrinas de leyenda. Tremendo libro. Te lo recomiendo, leelo despacio y con un mapa al lado.
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